
A los 20 años una lesión medular jugando al rugby me dejó en silla de ruedas. Desde entonces me enfrenté a miles de barreras que me llevaron a luchar por la naturalización de la discapacidad dentro del ambiente corporativo.
A los 20 años una lesión medular jugando al rugby me dejó en silla de ruedas. Desde entonces me enfrenté a miles de barreras que me llevaron a luchar por la naturalización de la discapacidad dentro del ambiente corporativo.
En noviembre de 2020 ingresé a Santander para formar parte del Santander Legal Team. Eran mis primeros pasos como abogada en una gran compañía y estaba muy entusiasmada.
Si la Carolina de hace 25 años me viera ahora volviendo de Tokio 2020, en mi 5ta participación en un juego olímpico y con más de 200 partidos internacionales dirigidos, realmente no entendería cómo lo logré. Pero todo tiene una explicación.
Cuando estaba en mis últimos años del colegio, mis papás me preguntaron qué quería estudiar. A esa edad yo quería hacer muchas cosas: pensé en ser cronista, redactora, fotógrafa documental, pero también me entusiasmaba la comunicación, así que me decidí por publicidad.